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La refinería Olmeca, ubicada en el puerto de Dos Bocas, en el municipio de Paraiso, Tabasco, es uno de los megaproyectos más emblemáticos de la actual administración y el pasado 1° de julio se llevó a cabo la inauguración de su primera etapa.

La obra fue impulsada por el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, y con esta se espera desarrollar la autosuficiencia energética de México al dejar de depender de la producción extranjera de gasolina y diésel, para así “ofrecer mejores precios de estos combustibles a los consumidores”.

Actualmente nuestro país importa casi 80% de los combustibles que consume

La ubicación de esta obra es crucial, pues en Dos Bocas llegan los ductos de petróleo y la materia prima, proveniente del litoral de Tabasco y de la sonda de Campeche, donde se extrae el 80% de hidrocarburos en México. La refinería tendrá una capacidad de 340 mil barriles por día, de los cuales 170 mil serán de gasolina y 120 mil de diésel de ultra bajo azufre, aunque esta producción podrá alcanzarse hasta el 2023.

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Aunado a esto, López obrador destacó que la refinería está en el mejor sitio, debido a que “es una terminal de Pemex, aquí llega todo el petróleo de tierra y agua somera de Tabasco y Campeche, llegan un millón de barriles diarios.”

“Estamos ahora extrayendo poco más un millón 700 mil barriles de crudo diario y aquí llegan un millón, no le faltará materia prima”, explicó el mandatario.

La planta procesará el crudo que es extraído por Petróleos Mexicanos (Pemex) para obtener diésel, gasolinas, turbosina y queroseno.

De acuerdo con la Secretaría de Energía (Sener), la obra registra un avance en su construcción del 87%, por su parte, durante el recorrido inaugural, Rocío Nahle, secretaria de Energía, señaló que las 17 plantas y todos los equipos críticos “ya están arriba”, menos dos torres provenientes de la India que están en altamar debido a llegaron recientemente, el pasado 29 de junio.

Respecto al proyecto en sí, Nahle señaló que esta refinería es diferente a las otras seis, que tienen dos trenes donde entra el petróleo y sale, sobre lo que explicó: “esta no, es un tren y medio, entran dos trenes en la planta combinada que está en la parte de atrás, se junta el proceso a una sola, que es la catalítica […] y de ahí pasa a todo el sistema de hidrodesulfuración, que es quitarle todo el azufre y darle octanaje a las gasolinas.”  

La obra cuenta con 17 plantas de proceso, 56 tanques verticales y 34 esferas de almacenamiento

Respecto al mantenimiento, explicó que la planta catalítica debe parar 35 días cada cuatro años para dicho proceso. Por otro lado, la operación de la refinería requerirá de 1,500 especialistas, mismos que participaron en el proceso de construcción.

Hasta mayo, se generaron 32 mil empleos directos y más de 200 mil indirectos, de acuerdo con estimaciones oficiales

Polémica a la puerta

Si bien este es uno de los proyectos insignia de la actual administración, desde el inicio ha estado inmerso en la polémica, desde la decisión de apostar por este tipo de energías hasta la inversión que implicaría.

Se estima que hasta el momento, con un avance de 87% en su construcción, se han invertido 8 mil millones de dólares, pero esta cantidad ha ido cambiando conforme ha avanzado el proyecto.

Al inicio del sexenio, se declaró que el costo de la obra sería de 8 mil 900 millones de dólares, cantidad que en 2019 bajó a 8 mil debido a los esfuerzos por ahorrar, pero que en 2022 ascendió a 9 mil 800 millones, de acuerdo con Roció Nahle.

El incremento más significativo es el que responde a las estimaciones realizadas por Bloomberg, que señaló que el costo total podría aumentar hasta los 16 e incluso a los 18 mil millones, sin embargo, el propio presidente se encargó de aclarar en sus famosas mañaneras que la inversión total sería de cerca de 12 mil millones, incluyendo el IVA (Impuesto al Valor Agregado).

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Lo cierto es que, con una extensión de 600 hectáreas, la refinería Olmeca será la tercera más grande en América Latina, superada por Planalto Paulinas (Replan) en Brasil, además es desarrollada por seis empresas reconocidas a nivel mundial.

El Instituto Mexicano del Petróleo será el encargado del manejo de ocho plantas, la compañía norteamericana experta en la refinación de petróleo Honeywell, tendrá el control de cinco plantas; mientras que la firma estadounidense Bechetel, la proveedora francesa Axens, la australiana Worley y la francesa Techni serán responsables de una planta cada uno.

Para el presidente, este proyecto es un “sueño hecho realidad” en el que, gracias a su ubicación, se contó con la materia prima y no se requirió construir infraestructura especial al ser la terminal marítima más importante de México, además de que es la primera refinería que se construye en más 40 años en nuestro país y con mano de obra 100% mexicana.

“Ya no vamos a vender petróleo crudo, vamos a procesar toda nuestra materia prima para producir las gasolinas y el diésel, y esto, además de que significa empleos, significa también ser independientes, si hay una crisis energética como la que se está padeciendo ahora, pues tenemos nuestra gasolina, nuestro diésel y podemos conservar los precios para beneficio de los mexicanos, de la industria y de los consumidores”, destacó López Obrador.  

Si desea ver la transmisión de la inauguración, puede hacerlo aquí.